VICTIMIZACIÓN DE NNA
La población infanto-juvenil está expuesta a los mismos tipos de victimización que los adultos, pero, niños y jóvenes se encuentran en una posición de riesgo más alto de desarrollar consecuencias negativas a largo plazo. Esto es debido a que durante su crecimiento están inmersos en un proceso de desarrollo afectivo, cognitivo y social, en el que cualquier evento adverso puede generar un impacto en el resultado final de dicho proceso, afectando con ello sus recursos individuales, el desarrollo de habilidades y/o destrezas futuras.
Situaciones de riesgo
- Por ser pequeños físicamente.
- Por su inexperiencia, en general y por su estado de dependencia.
- Por tener menos estrategias de resolución de conflictos.
- Por la debilidad de leyes y sentencias judiciales a favor de la infancia, y por un sistema de protección con limitaciones.
- Por poseer menos autocontrol, y por tanto, una mayor participación en actividades de riesgo.
Los niños, niñas y adolescentes (NNA), están en una posición de vulnerabilidad ante la violencia, por particularidades inherentes a su condición de desarrollo evolutivo por ello son víctimas totalmente inocentes. Por ejemplo, la condición de dependencia del niño hacia un cuidador conlleva a una demanda emocional constante de una figura que se posicione como referente para éste, y algunos adultos abusan de esta relación asimétrica generando dinámicas de abuso en todas sus formas.
Tipos de victimizaciones en NNA
Victimización por parte de cuidadores: castigo corporal, maltrato prenatal, maltrato físico síndrome del niño sacudido, síndrome de Münchausen por poderes, explotación laboral mendicidad, negligencia prenatal, negligencia física, negligencia emocional, maltrato emocional, corrupción, incapacidad para controlar la conducta del niño o niña.
Victimización por parte de pares/hermanos: bullying, ciberbullying, sexting, violencia en el “pololeo”, agresiones.
Victimización por el uso de tecnologías (redes sociales): ciberbullying, grooming online, acoso, sexting4, exposición a material sexual en internet, llamadas telefónicas obscenas.
Victimización por delitos comunes: hurtos y robos, vandalismo, secuestro, amenazas y agresiones.
Victimización por exposición a la violencia: exposición a la violencia intrafamiliar; exposición a la violencia comunitaria, niños y niñas desplazados y refugiados, niños y niñas soldados.
Victimización sexual: abuso sexual con contacto físico: intrafamiliar (incesto), extrafamiliar, agudo, crónico; abuso sexual sin contacto físico: exhibicionismo, provocación sexual, exposición involuntaria a material sexual en internet, grooming online, llamadas telefónicas obscenas, acoso sexual, acoso sexual verbal callejero, sexting.
Explotación sexual: pornografía, espectáculos sexuales, prostitución, trata de menores, turismo sexual, matrimonios precoces/forzados
Investigaciones realizadas por la UNICEF señalan que existen pocos estudios sobre la violencia en línea, casi un tercio de los niños y niñas que participaron en el Estudio Global Kids Online en cinco países de América Latina informaron haber tenido experiencias negativas y que les habían enviado mensajes desagradables o hirientes en línea durante el mes anterior a la encuesta.
El contexto de COVID-19 ha potenciado la violencia en medios virtuales y la violencia en el hogar en algunos casos se ha profundizado.
Factores de riesgo para la niñez y adolescencia
- Normas sociales y de género negativas (machismo)
- Historias de violencia armada, conflicto e inseguridad
- Disparidades sociales y económicas
- Migración por violencia y desplazamiento (forzado)
- Sistemas de protección infantil deficientes
- Crisis y contextos humanitarios
Cada factor, cuando se combina con uno o más factores, puede conducir a una situación en la que es más probable que ocurra la violencia contra la niñez
El machismo y la socialización de género impactan en las normas y relaciones de género. El machismo influye en la violencia que va desde la violencia entre los progenitores y en las relaciones de adolescentes hasta la participación en pandillas, violencia armada, homicidios y acoso escolar. El machismo crea una cultura de masculinidad “tóxica”, así como normas de género dicotomizadas y binarias que influyen en las visiones de ser mujer y hombre.
El Estudio Global de Adolescencia Temprana (GEA) muestran que los adolescentes a menudo tienen actitudes estereotipadas (como la dureza masculina versus vulnerabilidad femenina), expectativas de relación, libertad para expresarse y comportarse (orientación sexual y expresión de la identidad de género) y libertad para expresar sentimientos sexuales (expresión sexual).
Los hallazgos también muestran que los niños tienen actitudes más estereotipadas que las niñas.
Los determinantes de la violencia a menudo tienen efectos intergeneracionales. Experiencias de violencia de los padres y madres en sus infancias, y sus creencias, son factores de riesgo para utilizar la violencia contra sus propios hijos; así como para experimentar violencia en la edad adulta, y los fuertes vínculos entre la violencia contra las mujeres y la violencia contra la niñez.
Existe una relación entre las percepciones de las niñas, niños y adolescentes sobre los conflictos armados, la violencia y los golpes de estado y su justificación como necesaria para el “progreso social”, y para utilizar la violencia en sus propias relaciones interpersonales. Lo anterior conlleva a crear un vínculo entre la violencia en la comunidad y la violencia contra la niñez en varios contextos.
Presenciar violencia o ser víctima directa de violencia a nivel comunitario es un factor de riesgo para perpetrarla durante la adolescencia, incluyendo en la escuela. La evidencia muestra que los factores de riesgo comunitarios no solo aumentan la probabilidad de violencia a nivel comunitario, sino que también influyen en el uso del castigo corporal en el hogar.
Los altos niveles de crimen crean entornos caracterizados por vivir con miedo, desconfianza y escaso capital social y redes. La revisión encontró que la inseguridad reduce el uso de los espacios públicos y provoca el desplazamiento de personas y comunidades, así como debilita o desarticula las redes sociales.
La encuesta global “Globalbarómetro”, detectó que América Latina y el Caribe fue la región más desconfiada del mundo en el 2018 y tuvo un mínimo histórico de confianza interpersonal. Vivir en tales entornos podría aumentar las probabilidades de violencia contra la niñez y puede llevar a las personas a “adaptarse” y “normalizar la violencia” y su uso como método de resolución de conflictos.
A nivel interpersonal, tener fuertes lazos positivos, como relaciones saludables caracterizadas por el diálogo y la amistad, tanto en la escuela como en la comunidad, y también fuertes lazos de apego con los padres, madres y cuidadores, pueden actuar como factores protectores contra la experiencia de violencia.
Consecuencias de la violencia en NNA
Los estudios realizados en los últimos seis años proporcionan evidencia sólida sobre los impactos de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes en la región de América Latina y el Caribe. Sesenta y cuatro de estos estudios proporcionaron evidencia de los impactos de la violencia contra la niñez en cuatro áreas clave: salud física y mental, conducta, educación y sociales.
Se destacan dos grupos de impactos en la región: los impactos en la salud, particularmente la salud mental y el suicidio entre las adolescentes mujeres, y los impactos educativos de experimentar o presenciar violencia durante la niñez.
Presenciar violencia durante la niñez aumenta las probabilidades de ideación o intentos suicidas en los niños, niñas y adolescentes, pero también entre los adultos con antecedentes de abuso en la niñez.
Los antecedentes de abuso infantil se asociaron más fuertemente con la conducta suicida, lo que representa un aumento de 2,6 veces las probabilidades de ideación suicida, casi tres veces más probabilidades de planear el suicidio y 2,43 veces más probabilidades de intento de suicidio. También se concluyó que las mujeres con antecedentes de violencia a una edad temprana eran más propensas a informar antecedentes de intentos de suicidio.
En los veintisiete países de la región, los estudiantes acosados reportaron niveles más altos de ideación suicida que los estudiantes no acosados, 1 de cada 4 estudiantes acosados piensan activamente en quitarse la vida.
La autolesión se ubicó entre las cinco principales causas de muerte entre los adolescentes.
La literatura posterior a 2015 arroja que si un adolescente es víctima de violencia aumenta las probabilidades de malos resultados educativos y de aprendizaje. Vivir en contextos violentos a nivel comunitario, como los conflictos armados y las pandillas, muestra asociaciones con el bajo rendimiento académico de los niños, niñas y adolescentes. Los resultados también encontraron que la violencia armada afectó negativamente las habilidades del lenguaje más que las matemáticas.
ESTRATEGIAS PROTECTORAS
Prevenir la violencia es posible, aunque no necesariamente sencillo.
Por ejemplo, el paquete INSPIRE establece intervenciones que tienen probabilidades de prevenir la violencia contra la niñez. Las estrategias que recomienda son: la implementación y vigilancia del cumplimiento de leyes; creación de normas y valores; educar en seguridad en el entorno padres, madres y cuidadores; apoyar el fortalecimiento económico de las familias; que el Estado de respuesta de los servicios de atención y apoyo; y trabajar en educación y aptitudes para la vida para los NNA.
La evidencia también muestra que las intervenciones en las escuelas también pueden ser efectivas para prevenir y responder a la violencia comunitaria y los conflictos armados.
Fuente: “Executive Summary: Violence Against Children in the Latin America and Caribbean 2015-2021” UNICEF LACRO, 2021