La indefensión aprendida
Es un trastorno que se manifiesta cuando una persona piensa que es incapaz de modificar alguna situación que le afecta, a pesar de que para otros es una situación sin riesgo o amenaza.
Esto genera en la persona un sentimiento de falta de control sobre su ambiente y sobre las circunstancias que le rodean, siendo inútil cualquier esfuerzo que realice para el control de estos. De esta manera, el simple hecho de pensar que tus actos no modificarán una situación concreta, te llevarán a evitarla o a no enfrentarte a la misma
¿Cómo nace la indefensión aprendida?
Suele comenzar cuando vives situaciones de forma reiterada en las cuales tus actos no generan el efecto deseado, y te sientes incapaz de hacer algo ante ello. La percepción del entorno como incontrolable, independientemente de nuestros actos, es el que desencadenará este estado. Aunque posteriormente esa situación se modifique, seguirás creyendo que es mejor no hacer nada porque la solución no se ha debido a tu actuación sobre la misma. Así, el patrón de actuación de estas personas ante las adversidades queda limitado a la paralización, bloqueo, huida, evitación o simplemente, el no afrontamiento. Dicho de otra forma, la persona se encuentra pasiva ante lo que surge en su ambiente a pesar de tener la posibilidad de intentar ayudarse a sí misma. Es aquí cuando la indefensión aprendida se ha instaurado.
¿Cómo superar la indefensión aprendida? ¿Es posible?
Como ya hemos comentado, la indefensión aprendida se trata de un comportamiento aprendido. Cualquier comportamiento aprendido puede ser modificado. Para lograr el cambio debemos conseguir “borrar” esa indefensión. Para ello, se realizará el aprendizaje de comportamientos alternativos que nos ayuden, poco a poco, a resolver los conflictos y a sentirnos capaces por nosotros mismos de cambiar las situaciones aversivas que surjan en nuestra vida. En ocasiones es necesario adquirir nuevas herramientas o habilidades que nos ayuden a la obtención de nuestras metas.
A modo de ejemplo, si tras muchos meses buscando trabajo no lo encuentras, es probable que la desmotivación te lleve a pensar que poco más puedes hacer y comiences a tener comportamientos no orientados a esa búsqueda, sino a la pasividad o a la evitación de la situación. Además pueden surgir pensamientos tales como “que más da, el país está como está, ya lo he intentado todo, a ver si acaba esta crisis porque ya más no puedo hacer, estoy perdiendo el tiempo, nada de lo que he hecho funciona, ya no tengo donde echar mi cv, …”
Este es un ejemplo donde la indefensión ya se ha instaurado. Es un momento donde crees que no hay nada que hacer y donde el tener trabajo o no, se deja en manos del destino. Si te fijas, aunque es cierto que hayas llevado una búsqueda activa, la pasividad no te ayudará a conseguir tu meta. Quedarse en casa no es una opción. Es aquí donde se deben desarrollar nuevas habilidades que permitan seguir con esa búsqueda, de otra manera, con otros recursos, en otros lugares. Sea como sea, hay que evitar la indefensión que no solo te deja inactivo, sino que además puede dar ocasión a desarrollar sintomatología depresiva o ansiosa, siendo aún más difícil la consecución de tus metas.
Para salir de la indefensión es muy importante que generes expectativas positivas sobre el resultado que tu comportamiento va a tener en tu futuro, que entiendas que eres tu quién conseguirá esos cambios a pesar de los esfuerzos, y sobre todo que el control está en ti y no en el ambiente.