LA ESCUCHA
Escuchar es la acción de poner atención en algo que es captado por nuestro sentido auditivo y le damos una interpretación.
La diferencia entre oír y escuchar tiene que ver con los tipos de procesos fisiológicos o cognitivos asociados a cada uno.
Oír es percibir un sonido, lo cual requiere el funcionamiento del sentido del oído y el sistema auditivo para interpretar de qué se trata. Es un acto involuntario frente a un estimulo de nuestro sistema auditivo.
Escuchar, en cambio, involucra no solo la acción de oír los sonidos, sino comprenderlos y responder en función de dichos estímulos. Por lo tanto, implica procesos cognitivos de atención, concentración, memoria y aprendizaje. Es una acción voluntaria que exige un esfuerzo de concentración y compromiso con escuchar a la otra persona.
Los 4 Niveles de Escucha
Existen cuatro niveles diferentes de escucha:
Oir
Es el nivel más superficial de escucha. De hecho, no es ni siquiera escucha. Oír registra las ondas sonoras de la voz del otro. Puedes estar oyendo a alguien y al mismo tiempo estar pensando o haciendo otra cosa. Para oír no se necesita prestar atención. Oír por tanto es una acto pasivo. Te oigo pero no te escucho significa que me llega el sonido pero no presto atención.
Escuchar a
El segundo nivel consiste en escuchar a alguien, pero con una pregunta en nuestra mente: «Qué significa esto para mí?». Es decir estamos escuchando desde dentro de nuestra propia existencia, utilizando lo que el otro nos cuenta para activar nuestros propios sentimientos. Por ejemplo puede que nos esté hablando de una relación con su jefe y nosotros estemos pensando en nuestra relación con nuestro jefe o en cómo sacarle partido. Este es un nivel cotidiano de escucha, adecuado para conversaciones ordinarias. Se detecta porque cuando hayamos terminado de hablar, el otro empezará con algo parecido a: «Pues yo, o pues a mí…» Muy apropiado para aprender.
Escuchar para
Este tercer nivel corresponde a buscar algo en lo que la otra persona nos dice. El que escucha puede tener una idea en la mente, filtra lo que le dice su interlocutor y lo selecciona para conformar una opinión. Por esto, el que escucha tiene que establecer un diálogo interno para establecer la opinión.
Escucha consciente
Consiste en una escucha profunda con un mínimo de juicio. Nosotros mismos nos mantenemos al margen. Hay por tanto un mínimo de diálogo interior. En este nivel la percepción y la intuición funcionan mejor. Por tanto hay que evitar los diálogos internos. Si estamos pensando en nosotros mismos no podemos escuchar. Por ejemplo pensar cómo vamos vestidos, o si estoy cansado y deberíamos sentarnos, o la hora qué será… o incluso si intentamos adivinar lo que nos va a decir nuestro interlocutor, estamos poniendo dificultades a este tipo de escucha.
De hecho en general la gente no sabe escuchar y ahí está el origen de la mayoría de nuestros conflictos interpersonales.
La escucha activa es un concepto que engloba las mejores prácticas para la comunicación entre dos o más personas y que permite que quien escucha, tenga su atención plenamente enfocada en quién habla, es la habilidad que puede ser adquirida y desarrollada con la práctica.
La escucha activa exige en el oyente;
- Ser pacientes e invertir esfuerzo en su ejecución.
- Escuchar con conciencia plena y concentrados en el mensaje que el otro individuo intenta comunicar.
- Escuchar activamente exige escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está intentando expresar.
- Se debe escuchar sin juzgar y es necesario comunicar a la otra persona que se le ha entendido.
Actitudes que debilitan la capacidad de escuchar
- Distraerse durante la conversación
- Interrumpir al que habla
- Juzgarlo y querer imponer tus ideas
- Ofrecer ayuda de manera prematura y con falta de información
- Rechazar y no validar lo que el otro esté sintiendo
- Descalificar al dar tu opinión
- Contar tu propia historia en vez de escuchar la suya
Actitudes que fortalecen la capacidad de escuchar
1. Señales no verbales
- Hacer contacto visual, pero no más del 60% del tiempo.
- Sonrisa ligera actúa como reforzador, además de dar un mensaje de empatía.
- Postura corporal abierta, inclinarse ligeramente hacia adelante o hacia los lados mientras está sentado. No cruzar brazos ni piernas.
- Espejar de cualquier expresión facial del hablante, puede ser señal de escucha atenta. Estos gestos expresivos parecen indicar simpatía y empatía en las situaciones emocionales.
- Concentración total en el hablante.
2. Señales verbales
Emitir palabras de refuerzo o cumplidos. Frases como “lo hiciste muy bien”, “me gusta cuando eres sincero” , muestran atención por parte de la persona que escucha.
Parafrasear hace referencia a verificar o expresar con las propias palabras lo que parece que el hablante acaba de decir. Un ejemplo puede ser: “¿Quieres decir que te sentiste de esta manera…?”.
Una persona que domina la habilidad de la escucha activa suele resumir lo que le acaba de comunicar el otro interlocutor. Esto ayuda a dejar claro que se entiende el punto de vista del otro antes de exponer el suyo propio.
El oyente puede demostrar que ha estado atento al hacer preguntas relevantes. De esta manera puede clarificar la información que ha recibido y mostrar interés por lo que el emisor intenta comunicar.