Los adolescentes victimizados en la escuela se perciben a sí mismos más negativamente en los dominios social y emocional de la autoestima, en comparación con los agresores. En este sentido, investigaciones previas señalan que las víctimas de violencia escolar suelen presentar desórdenes emocionales como estrés, ansiedad y síntomas depresivos, problemas de aislamiento, exclusión social en la escuela y dificultades para integrarse socialmente en el grupo de compañeros. Las víctimas son percibidas por sus compañeros como personas tristes, inseguras y tímidas que tienen pocos o ningún amigo.
Los resultados obtenidos en la investigación realizada por las psicólogas Estefanía Estévez, Belén Martínez y Gonzalo Musitu con 965 adolescentes entre 11 y 16 años en España (2006) confirman que tanto agresores como víctima muestra índices bajos de autoestima. ,
Sin embargo, las autopercepciones de las víctimas relativas a los contextos familiar y escolar, son más positivas que en el caso de ambos grupos de agresores, e incluso tan positivas como las autopercepciones de los adolescentes sin problemas de agresión o victimización en la escuela. Así, aunque las víctimas sostienen que en ocasiones se sienten sobre protegidas por sus padres, en general, se muestran satisfechas con su entorno familiar, mientras que por el contrario, los agresores suelen informar de la existencia de relaciones hostiles y desafiantes con sus padres. Respecto del contexto escolar, estudios previos han constatado que las víctimas presentan un buen rendimiento académico y no muestran más dificultades académicas que el resto de compañeros, mientras que los agresores suelen ser repetidores con un bajo rendimiento académico y muestran normalmente actitudes desfavorables hacia la escuela, el profesorado y los estudios.
Los adolescentes agresivos, sin embargo, se perciben a sí mismos como altamente competentes en los dominios social y emocional, más competentes incluso que sus compañeros no implicados en problemas de agresión o victimización en la escuela.
La mayoría de los agresores tienen una alta autoestima emocional. Una posible explicación es que los adolescentes agresivos son en numerosas ocasiones figuras importantes en su grupo de iguales e incluso populares y queridos entre sus compañeros, lo que les hace disfrutar de ciertos beneficios sociales que se reflejan en su bienestar tanto emocional como social. Sin embargo, presentan un cuadro más negativo de autopercepción del lado más negativo de cada uno de ellos.
El estudio recomienda adoptar una perspectiva multidimensional en el estudio de la autoestima en agresores y víctimas en la escuela, así como la necesidad de considerar las dimensiones familiar y escolar en este análisis, puesto que ambas dimensiones han presentado claras diferencias entre los grupos de estudiantes considerados.
El estudio puede apoyar el diseño de programas de intervención destinados a modificar el comportamiento desviado de algunos estudiantes, mejorar la calidad de vida de las víctimas de violencia escolar, así como fomentar la convivencia pacífica en los centros de enseñanza.